Justamente hace unos pocos dias me vi enfrentada a esta "falta de criterio" de manera personal y les digo algo para la proxima voy a tener que dejar en el maletero del auto a mi Lautaro, ya que el criterio social no alcanza para comprender que los BEBES DE 2 AÑOS muchas veces lloran...
Joan Floresta, administrador público, Valparaíso
(31/07/06)
ALGUNOS ACONTECIMIENTOS SUCEDIDOS en el último tiempo en nuestro país me han puesto a reflexionar acerca la forma en que tomamos decisiones, nos hacemos cargo de sus efectos y explicamos por qué actuamos de determinada manera. La verdad es que basta tomar un par de periódicos u observar un rato algún noticiario para darse cuenta de que no lo estamos haciendo nada de bien; da la impresión de que estuviéramos afectados por algún estúpido virus o algo similar. Voy a dar algunos ejemplos para que nos entendamos.
En primer término quiero mencionar la falta de autocrítica ante situaciones por todos conocidas y frente a las cuales generalmente hacemos la vista gorda. Como escribo desde Valparaíso, pondré como ejemplo el continuo lanzamiento de basuras por las familias, y en muchos casos escombros, a las quebradas en la parte alta de nuestros cerros, conductas antisociales que se han tornado crónicas y tuvieron funestas consecuencias en los recientes temporales, al taponarse muchos desagües. Viví alrededor de seis años en el cerro San Juan de Dios, a un costado de la quebrada del mismo nombre, y créanme cuando digo que la gente lanza desde bolsas con basura hasta colchones viejos, a vista y paciencia de todos. A estas mismas personas las vemos luego increpando en la TV a las autoridades para exigir soluciones, en circunstancias de que ellas son en buena medida las responsables de las malas condiciones en que viven. Para construir una sociedad más evolucionada es necesario contar con el compromiso de cada cual. Lamentable es tener que reconocer que un grupo importante de porteños se acostumbró a un excesivo paternalismo, el cual se ha visto exacerbado en el último tiempo.
De seguro que situaciones de este tipo se repiten a lo largo y ancho del país, por lo que mi observación tiene por desgracia un alcance nacional y alude a la forma de ser y de comportarnos de los chilenos en general, el cual explica muchas de las situaciones que nos afectan en nuestros barrios y comunas.
Otra muestra de la extraña infección que afecta como pueblo la constituye el caso de estos chilenos que se quedaron aislados este invierno en Mendoza, quienes exigían a nuestras autoridades que enviaran un avión a recogerlos, aduciendo que la frontera estaba cerrada producto del mal tiempo y muchos de ellos debían retomar sus responsabilidades en el país. Para justificar
esta desfachatez citaban el envío del avión de la FACH que atravesó el mundo para ir en auxilio de otros compatriotas que estaban en medio de un horrible enfrentamiento armado, por lo que sus vidas se encontraban en grave peligro. ¿Cómo graficarles a estos amigos que las situaciones vividas en el Líbano no son ni un ápice similares a la que ellos protagonizaron allende Los Andes? Creo que las imágenes mostradas por la televisión lo han hecho con creces. ¿Cómo no dimensionar las consecuencias de su paseo de fin de semana, en circunstancias de que es de todos conocido que las condiciones climatológicas son desfavorables en la época invernal para cruzar por tierra a la Argentina? Sinceramente, yo sentiría un poco de vergüenza al salir por televisión realizando exigencias tan absurdas y justificarlas con argumentos tan poco inteligentes.
La situación que raya en la idiotez se relaciona con una noticia aparecida en televisión... esa linda madre de Copiapó
que dejó a su hijita durmiendo en el maletero del auto para, como ella señala, "dar en el gusto a todos sus hijos" e ir a comprarle zapatillas a otro de sus vástagos. Creo que esto es insólito y raya en la insensatez, nadie puede entregar una explicación tan liviana para una situación que puso en peligro la vida de la pequeña.
Estos ejemplos que he utilizado arrojan luces acerca del escaso criterio que evidenciamos los chilenos al decidir los actos que ejecutamos y nuestra falta de autocrítica a la hora de encarar sus efectos. Como se trata de situaciones muy frecuentes, forzoso es aceptar que estamos en presencia de evidente falta de madurez como sociedad.
Insisto, actos tan irracionales o absurdos como los mencionados quizá podrían haberse justificado décadas atrás, cuando el país exhibía elevados índices de analfabetismo y no se registraba un acceso tan amplio a las nuevas tecnologías de información y comunicación.¿Qué mal será el que nos afecta, que cuando quedan en evidencia nuestros condoros y torpezas tratamos de echarle la culpa a otros o salimos con unas explicaciones que llegan a dar vergüenza ajena? ¿Seremos algún día capaces de asumir francamente nuestra responsabilidad? Me da la impresión de que estamos bastante lejos de aquello; por ahora, tendremos que acostumbrarnos a escuchar y ver excusas que hablan muy mal de nuestra calidad humana y madurez como pueblo.
Curiosas matemáticas.
Salu2.