tengo una idea

Por Jesús A. Cornejo
De la Redacción de LA NACION ARGENTINA

Los casi 400 chicos que viven y duermen en las calles de la Capital tendrán, a partir de hoy, su propio cibercafé. El gobierno porteño decidió crear una serie de espacios informatizados para contener a los menores que no tienen un lugar donde vivir y que gastan en el acceso a computadoras el 60 por ciento de las limosnas que reciben diariamente, según datos revelados a LA NACION por la Dirección General de la Niñez y Adolescencia de la ciudad (DGNA).

El primero de los ciberespacios será inaugurado hoy, a las 11, en Cochabamba 3565, en el barrio de Boedo. Se trata de una vieja casona de dos pisos reciclada, que cuenta, en la planta baja, con 15 computadores en red y un rincón de lectura, y que en el piso superior tiene dos habitaciones con ocho camas (cuatro para chicas y otras tantas para chicos), un comedor, cocina y tres salas donde los psicólogos, asistentes sociales y antropólogos trabajarán con los menores.

La iniciativa demandó una primera inversión de 700.000 pesos y el cibercafé de Boedo es el primero de los cinco que en los próximos meses se instalarán en distintos barrios de la ciudad. "Así como antes se promocionaba el fútbol y el deporte en general para tratar de sacar a los chicos de la calle, ahora se usa la computación para persuadirlos", dijo, en diálogo con LA NACION, Marisa Graham, directora general de Niñez y Adolescencia del gobierno porteño.

Además de conectarse a Internet para chatear , los chicos tendrán a su disposición distintos juegos en red y programas educativos. Los insumos y programas del proyecto cuentan con el auspicio de la Cámara de Informática y Comunicaciones de la Argentina.

A estos espacios informatizados sólo podrán ingresar chicos de entre 12 y 18 años que estén inscriptos en los programas de la DGNA o que estén bajo el cuidado y tratamiento de los técnicos sociales del gobierno porteño.

"En total están habilitados para usar el servicio unos 380 chicos. Se rotarán y habrá un reglamento para evitar que estén conectados ocho horas por día. Tendrán espacios para leer y para pasar la noche. La idea es que con el pretexto de la computación podamos revincular con sus familias a la mayor cantidad posible", explicó Gabriela Cerruti, ministra de Derechos Humanos de la ciudad.

Chatear y dormir

Eduiña tiene 16 años y durante dos durmió en la calle, en la zona de Constitución. Ahora vive en el hogar El Amanecer. Recuerda que cuando no tenía dónde dormir, solía pasar la noche en un cibercafé, chateando.

"Me fui de casa a los 12 años porque me llevaba mal con mi padrastro. Vivíamos en Florencio Varela, y todos los días me pegaba. No podía soportarlo más, así que me tomé el primer colectivo que pasó y me dejó en Constitución. Ahí empecé a dormir en la calle, en una estación del subte, y durante las noches frías, o cuando llovía, me refugiaba en los cíber . Pagaba seis horas y pasaba toda la noche conectado a Internet", recordó Eduiña.

El menor aseguró que para los chicos de la calle no es fácil ingresar en el mundo de las PC. "Muchos no saben de qué se trata. No entienden de computación y prefieren las drogas", confesó Eduiña. Las estadísticas del área revelan que el 60% de los menores que viven en las calles tiene algún tipo de adicción a las drogas.

Lucas, otro de los que viven en El Amanecer, dijo que gracias a los cibercafés él pudo sobrevivir en las calles porteñas. "A mí me sirvió para conocer un mundo distinto y tratar de salir de la realidad, que era terrible. Los cíber fueron mi refugio cuando estuve en la calle", relató el menor.


Marisa Graham concluyó: "Aunque muchos ya tienen una, los chicos que lleguen podrán abrir una cuenta de correo electrónico. Eso es muy bueno porque ahora un menor que no tiene casa podrá tener un e-mail donde ubicarlo".