tengo una idea

tengo una idea... y tú?


¿Y los niños?

En el día a día uno se va encontrando que el ser padres hoy es tremendamente complejo, y valga la aclaración que no estoy hablando de los altos costos económicos, de las noches sin dormir, de las múltiples preocupaciones de salud y bienestar, nada de lo ya cotidiano de la paternidad, estoy hablando de que es muy difícil compatibilizar la convivencia en comunidad cuando en ella misma no hay tolerancia hacia los niños.
Yo fui madre en mi época universitaria y fui premiada con un hijo a toda prueba, tranquilo, de una generosidad y autocontrol admirable, mas hoy tengo la experiencia de un segundo hijo inquietísimo y con una energía que desborda a cualquiera. Él llegó a revolucionar nuestras calmadas vidas, nos obliga a levantarnos temprano, a salir a correr, a no quedarnos pegados en vitrinas, o pantallas de TV, con él todo es energía. Y eso generalmente es lo que uno considera como la vida más sana, la ideal… ¡vamos!... ¡a correr!...
Pero la realidad es que la ciudad, los medios de locomoción, y los mismísimos ciudadanos, reprueban esa actitud… hace unos días una joven vecina me dice de manera muy poco amable que mis hijos no pueden vivir en el edificio donde ella vive… Que onda con la discriminación… los niños son cada vez más escasos… nuestros hijos son los que van a salvar el mundo, que pasa con eso, todos reclaman lo malos que somos para los deportes, el sobrepeso, los suicidios y depresiones infantiles, no sabemos como controlar la delincuencia… pues bien cuando los niños viven en ambientes de alto estrés dónde los padres tienen que lidiar con su cansancio y además la falta de conciencia global es muy probable que después esa misma indolencia se transmita en la violencia de los mas jóvenes hacia la sociedad. Si ella ya los condenó a la marginalidad solo por ser niños ruidosos, en definitiva molestos.
Resulta que cuando viajas en bus lo peor es que te toque un niño; hace unos días en el aeropuerto veía como muchos pasajeros miraban con cara de espanto a mi hijo que corría y jugaba mientras ellos se embarcaban ”no sea que le toque mi vuelo” parecían pensar. En el banco, en el supermercado, en los cines, restoranes e incluso en los parques y playas… y ahora en mi propia casa… Bueno, no son una foto, pero son niños, sanos, amorosos y curiosos. Me parece insólito que gente joven, sin hijos aún, no puedan solidarizar con una familia joven con niños pequeños… que va ha ser de sus propios hijos cuando los tengan.

Puede parecer tremendamente pretencioso, pero como este es mi blog, y las visitas son escasas me la juego por un reclamo. Al final tengo la sensación de que esta familia feliz que queremos con Claudio y los niños es una familia reprobada por la sociedad, porque los niños meten bulla, por que hay que ir a trabajar aún cuando estén enfermos, porque tienes que dominar sus curiosos pasos, sus ganas de bailar, de gritar y de hacerse presentes en este mundo. Nos encanta que digan lo que piensan, que corran, que se les ocurran miles de coreografías extrañas, que se crean gatos o dinosaurios, al final que sean libres, como lo éramos nosotros hace unos años…
Realmente creo que nuestra sociedad está fomentando que las familias no existan, que formemos vínculos solo por conveniencias prácticas o económicas. 
Aquí el está el gráfico comparativo de como a disminuido la natalidad en CHILE.
 
Bueno, buscando y buscando encontré estas páginas de consejos y ayudas para padres que quieren criar a sus hijos en base a sus intuiciones... Aquí

¿y dónde Jugar?



Resulta curioso observar cómo el bisabuelo de la familia, en 1926, podía moverse con total libertad a una distancia de más de 9 kilómetros y medio buscando su lugar preferido de pesca.

En el plano se puede observar cómo ese espacio de libertad se ha ido reduciendo progresivamente en las dos generaciones intermedias. Evidentemente, estas cifras sólo son ejemplo de una familia concreta y pueden variar mucho en función de la zona en la que nos encontremos, pero lo que también es cierto es que cuando yo tenía 10 años me machacaba todas las huertas de naranjos, en bicicleta, de alrededor de mi pueblo durante horas en compañía de un par de amigos. Mi hija tiene 10 años ahora y, el día que me pilla bien, la dejo ir a comprar chuches a una tiendecilla que está a unos 100 metros de casa. 
Ver el articulo completo en este link..

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