REGALOS A LOS NUEVOS ARQUITECTOS UCV
2 Comments Publicado por idea on viernes, septiembre 30, 2005 at 12:42 p. m..
Prólogo.
La acción y efecto de una palabra nos transmite y nos lleva desde su primer dictamen a un origen: la latinidad: testimonium; el acto en que se da fe de un hecho convierte al actor en testigo de su propia aseveración, la práctica misma de lo que cada cual profesa. ¿Qué es esto?, ¿Qué es en verdad la profesión?… la acción de ejercer una ciencia, un arte, un oficio y que por medio de tal actividad se declara aquello que en la más profunda interioridad se ha venido a constituir en lo que llamamos lo imperioso.
La verdad es el dulce camino del reencuentro con lo más propio de uno; Claudio Girola nos habló más de una vez de lo verosímil como apariencia y su distancia con lo verdadero, una leve transgresión ; la preocupación profunda de nuestro oficio ha de ser la búsqueda de la verdad que yace viva en las cosas; las formas no se confunden con un amasijo, sino que clarifican, esclarecen, hacen mundo. Cuando se es conciente de este paso, cuando uno llega a decir que «puedo cambiar la faz de la tierra» es porque se es testigo de un proceder que requiere del otro para llevarse a cabo y, de mano en mano, transmitir lo encomendado; he ahí el prójimo, la ronda y la poesía hecha por todos; he ahí el pueblo de palomas, los estorninos, la Ciudad Abierta.
Amereida no nos instruye, sí nos señala; nos da un propio norte, no nos gobierna pero sí nos saluda, nos advierte. La poesía conserva el sentido de la gratuidad como un estremecimiento, un precedente que todos experimentamos por naturaleza y que todos nosotros en la Escuela llevamos como un semblante. El mundo no sabrá qué decirnos puesto que somos nosotros los que decimos el mundo.
La Universidad nos dirige más allá, el Universo es nuestro horizonte más distante -no hay menor- como al mismo tiempo el mundo -o lo próximo-es la irregularidad más sublime; nuestro desafío es abordar tal horizonte con la piedad de lo verdadero y con la certeza de que todo nuestro quehacer de verdad puede «cambiar la faz de la tierra», cada cual se las habrá con la santidad de su obra; por eso este saludo y este mensaje, por eso para cada cual un testimonio.
Sus profesores.
La acción y efecto de una palabra nos transmite y nos lleva desde su primer dictamen a un origen: la latinidad: testimonium; el acto en que se da fe de un hecho convierte al actor en testigo de su propia aseveración, la práctica misma de lo que cada cual profesa. ¿Qué es esto?, ¿Qué es en verdad la profesión?… la acción de ejercer una ciencia, un arte, un oficio y que por medio de tal actividad se declara aquello que en la más profunda interioridad se ha venido a constituir en lo que llamamos lo imperioso.
La verdad es el dulce camino del reencuentro con lo más propio de uno; Claudio Girola nos habló más de una vez de lo verosímil como apariencia y su distancia con lo verdadero, una leve transgresión ; la preocupación profunda de nuestro oficio ha de ser la búsqueda de la verdad que yace viva en las cosas; las formas no se confunden con un amasijo, sino que clarifican, esclarecen, hacen mundo. Cuando se es conciente de este paso, cuando uno llega a decir que «puedo cambiar la faz de la tierra» es porque se es testigo de un proceder que requiere del otro para llevarse a cabo y, de mano en mano, transmitir lo encomendado; he ahí el prójimo, la ronda y la poesía hecha por todos; he ahí el pueblo de palomas, los estorninos, la Ciudad Abierta.
Amereida no nos instruye, sí nos señala; nos da un propio norte, no nos gobierna pero sí nos saluda, nos advierte. La poesía conserva el sentido de la gratuidad como un estremecimiento, un precedente que todos experimentamos por naturaleza y que todos nosotros en la Escuela llevamos como un semblante. El mundo no sabrá qué decirnos puesto que somos nosotros los que decimos el mundo.
La Universidad nos dirige más allá, el Universo es nuestro horizonte más distante -no hay menor- como al mismo tiempo el mundo -o lo próximo-es la irregularidad más sublime; nuestro desafío es abordar tal horizonte con la piedad de lo verdadero y con la certeza de que todo nuestro quehacer de verdad puede «cambiar la faz de la tierra», cada cual se las habrá con la santidad de su obra; por eso este saludo y este mensaje, por eso para cada cual un testimonio.
Sus profesores.
hola...re100..leyendote...bienvenida...al mundo de los blogs..
me asuste pense que esto lo escribias tu...
pense ¿que me perdi?